GALERIA

Desde el lanzamiento de mi primer sencillo «Me Falta el Aire» en 2016, los escenarios se han convertido en mi hogar. Cada presentación ha sido una experiencia única que me ha permitido crecer no solo como artista, sino también como ser humano.
He tenido el privilegio de cantar en diversos espacios culturales, teatros, bares con alma, eventos privados y festivales que me han abierto las puertas para compartir mi música con personas de distintas culturas. Comencé en Venezuela, mi tierra natal, donde conecté por primera vez con el público que me vio nacer como artista. Allí aprendí que la música es un puente directo al corazón.
Más adelante, la vida me llevó a Colombia y Rusia, países donde viví por un tiempo y donde también tuve la oportunidad de presentarme. A pesar de estar lejos de casa, el idioma de la música me permitió sentirme cerca de los demás. En Rusia, cada show fue una aventura, una mezcla entre la emoción de lo desconocido y el calor inesperado del público. En Colombia, me sentí como en casa: la gente vibró conmigo, con mis letras y mi voz.
Después, mi camino artístico me condujo por Francia, Suiza y Alemania. Cantar en estos países fue algo mágico. Cada escenario me retaba a entregar lo mejor de mí. No importaba cuán grande o pequeño fuera el lugar, siempre entregaba mi alma entera. Allí entendí que la emoción traspasa cualquier barrera cultural o lingüística.
Actualmente, resido en Barcelona, España, ciudad que me inspira a diario. Aquí he seguido compartiendo mi música en espacios íntimos y vibrantes, conectando con un nuevo público que me ha recibido con cariño y respeto.
Cada concierto ha sido una oportunidad para crecer, para llorar, reír, bailar, y sobre todo, para sanar. He aprendido a dejarlo todo en el escenario: mis miedos, mis sueños, mi verdad. Hoy, al mirar atrás, solo puedo agradecer cada momento, cada aplauso, cada silencio lleno de emoción, porque han sido parte esencial de mi camino como artista.
Y esto apenas comienza…





